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sábado, 17 de enero de 2015

P = C(V +I)

Convocatoria tras convocatoria, es una realidad que un científico únicamente vale lo larga que sea su lista de publicaciones en revistas científicas. En realidad, serviría únicamente una lista de pares al estilo "2,5: Q1; 1,32: Q2; 0,45: Q4; ..." , donde cada par se corresponde con el índice de impacto de la revista (2,5) y el cuartil que ocupa (Q1). Los científicos nos ahorraríamos tiempo y esfuerzo en compilar todos los datos de las publicaciones cuando únicamente "valen" dos.

Ya he hablado anteriormente de lo nefasto que es el actual sistema de evaluación científica (aquíaquí y aquí). Y estoy seguro que muchos científicos están de acuerdo. Pero las reglas son las misma cada año, y cada una de las nuevas convocatorias a proyectos de investigación o a investigadores no paran de recordarlo. Ahora está a punto de cerrar la convocatoria Ramón y Cajal 2014. Unos 2000 científicos y científicas estarán rellenando su CV, y contando minuciosamente el número de artículo en Q1, Q2, o en el top5 , y haciendo sus pronósticos sobre sí con 10, 15, o 20 artículos este año hay suerte y se pasa el corte de los 175 afortunados. 

Y yo me pregunto: ¿Es mejor un científico con 20 artículos con 0 citas o uno con 5 artículos y 250 citas? ¿Qué científico de los dos tiene mayor impacto? ¿Cual es más productivo? A día de hoy, el volumen es el único criterio, y por lo tanto, el científico con más artículos es el que se lleva el gato al agua. La productividad se mide únicamente por el volumen. Se trata de un sistema cruel para los investigadores que están condenados a publicar sin parar para obtener un puesto fijo universitario por cada 10 pretendientes. 

La productividad también se puede medir en función del impacto de los resultados científicos. Y este criterio debería primar sobre el volumen. Si definimos impacto como la capacidad de que los resultados de un científico son bien recibidos por la comunidad científica e integrados en la base de conocimiento de una disciplina, obviamente el científico con más citas es el ganador esta vez. 

Impacto y volumen son los criterios mínimos para valorar la productividad de un científico. Pero hay que ponerlos en contexto. Un número solo (total de artículos o de citas), sin su contexto, lleva a menudo a interpretaciones erróneas. Contexto es tener en cuenta la distribución de los artículos a lo largo del tiempo para saber si un científico sigue una tendencia creciente o decreciente en su producción científica. Contexto es tener en cuenta la depreciación de un artículo desde que se publicó hasta la fecha actual: mantiene un ritmo de citas regular a lo largo de los años o  únicamente se citó durante los dos años siguientes tras su publicación. Contexto es también comparar el impacto de un artículo en un revista con todos los demás artículos publicados en esa misma revista durante el mismo año, para apreciar si el articulo esta por encima o debajo de la media. Y contexto puede ser mucho más...

El actual sistema de evaluación científica mide la productividad de los científicos en función únicamente del volumen de publicaciones. Es muy fácil crear un simple programa que compare dos cadenas de texto (como 2,5: Q1; 1,32: Q2; 0,45: Q4; ...") y escoja la más larga. El actual sistema deja deliberadamente fuera dos variables críticas: impacto y contexto. Si se quiere ser serios en el proceso de evaluación y selección, hay que valorar la productividad en función del volumen y de su impacto, y todo ello enmarcado en el contexto adecuado que permita evaluar sin ambigüedades la trayectoria de un científico a lo largo de su carrera y compararla con la de otros.

Desvelo aquí la fórmula del asunto de la entrada:
Productividad científica = Contexto(Volumen + Impacto) 


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